LA MILITANCIA
Alberto Mendoza Velázquez
José perteneció a la familia Revueltas Sánchez. De sus hermanos (doce en total) Fermín y Silvestre compartieron con él su fervor revolucionario.
Husmeando en los periódicos, es atraído por las noticias nacionales. Simpatiza con los cristeros “en cuanto a que representaban la oposición, no en cuanto a su ideología, desde luego”. También le interesa el mundo “¿Quiénes son los bolcheviques y los espartaquistas?” Le indignan desde el maltrato a los cargadores de la Merced, hasta el asesinato de los anarquistas Nicolás Sacco y Bartolomé Vanzetti en Estados Unidos.




































Protagonizó una lucha frontal contra el capitalismo, el autoritarismo político y el dogmatismo teórico. Su vida fue un vaivén de geniales incursiones en la literatura, la filosofía y la política.
José, siendo ya autodidacta, comenzó su participación política a los 14 años. Su ingreso en el Partido Comunista Mexicano (PCM) significó el inicio de una vocación irrenunciable. Se confrontó con el sistema político emanado de la revolución, la incipiente burguesía nacional y con sus camaradas comunistas, quienes varias veces lo expulsaron de sus organizaciones debido a sus críticas.
Su peculiar y brillante obra literaria, pone en cuestión los cánones de novelística contemporánea, lo que le genera enemigos y seguidores entre sus colegas y compañeros militantes. A partir de los cuarenta, Revueltas se consagra como escritor, situación que atempera un poco su precaria situación económica. Sus pobres ingresos se limitaban a su salario de maestro en varias comunidades y de redactor de notas periodísticas.
En noviembre de 1943 es expulsado del PCM y comienza a experimentar con la fundación de varios núcleos culturales. Participa en la Mesa Redonda de los Marxistas, cuyo objetivo era la integración de todos los pensadores de dicho signo en una sola organización.
Se adhiere al Partido Popular de Vicente Lombardo Toledano. Su militancia en esta organización dura de 1948 a 1955, periodo en el que incluso fue candidato a diputado. En 1956 es aceptado nuevamente en el PCM.
Después de conocerse el informe secreto de Kruschev en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), José confirma que la lucha política debe ir más allá de las transformaciones estructurales. La tiranía no muere con el cambio de régimen; puede adaptarse, usurpar el poder y renovar o generar nuevas formas de opresión.
El PCM lo expulsa por última vez en 1960 y, tras su paso fugaz por otras organizaciones, funda la Liga Leninista Espartaco (LLE). Revueltas se dedica a impulsar la LLE, organismo pequeño, pero con enorme potencial intelectual. Pensaba que la Liga podría aportar a la izquierda mexicana la capacidad teórica y organizativa que le hacía falta. El partido, como “conciencia organizada”, seguía siendo su máxima aspiración.
La Revolución Cubana, con nuevas opciones teóricas y organizativas renueva sus bríos. Hay más de un camino para la lucha.
Motivado, trabaja en una de sus aportaciones más brillantes a la teoría política: El Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, publicado en 1962. En él propone que el proletariado mexicano jamás ha tenido un partido que lo dirija en los hechos, sino sólo discursivamente. Aunque Revueltas se limitaba a cuestionar que al PCM por no ser “verdaderamente Marxista-Leninista”, la vigencia de su crítica radica en la incapacidad de los socialistas mexicanos para unirse y derrotar al sistema.
El Ensayo, irritó no sólo a los militantes comunistas, sino al resto de la izquierda mexicana, pues si a los primeros los acusaba de incapaces, a los otros los consideraba fuera de lugar o cómplices del Estado y el capitalismo. La tesis de la “inexistencia histórica” del partido de vanguardia en México, a pesar de ser rechazada por los comunistas, comienza a ganar adeptos entre los más jóvenes militantes del país.
Es expulsado de la LLE en 1963 en una votación realizada en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras (F F y L) de la UNAM (que tras su muerte llevaría su nombre hasta inicios del 2000). Revueltas dio clases en la F F y L hasta su encarcelamiento tras la represión a la huelga del 68.
Revueltas participa con los estudiantes en 1968, donde intenta combinar el “espontaneísmo” del movimiento y la organización de tipo partidario.
Después de que el Ejército disolviera la huelga, José es llevado tras las rejas nuevamente. Consideró que la masacre de Tlatelolco, así como el encarcelamiento de dirigentes, era el paso a una segunda fase de la lucha. Sin embargo, el movimiento había sido duramente golpeado y la mayoría de los activistas no continúan con la resistencia como José lo esperaba.
Intelectuales como Pablo Neruda, otrora adversario de Revueltas, pidieron a Díaz Ordaz (artífice de la matanza del 68) su libertad. Neruda escribió: “Contradictorio, hirsuto, inventivo, desesperado y travieso es José Revueltas: una síntesis del alma mexicana. Tiene la rebeldía de México y una grandeza heredada de su familia. […] Yo reclamo la libertad de José Revueltas, entre otras cosas, porque seguramente es inocente.”
Revueltas sale de la cárcel en mayo de 1971 e inmediatamente sucede el Halconazo. El gobierno priísta resolvía los conflictos con los estudiantes matándolos y forzaba a algunos a buscar el cambio por la vía armada.
En los años siguientes, hasta su muerte en 1976, Revueltas imparte conferencias, concede entrevistas y reflexiona sobre la posibilidad de que el socialismo no pueda alcanzarse por causas que van más allá de la organización de los pueblos, como un holocausto nuclear; amenaza que latía sobre el mundo por la pugna entre Estados Unidos y la URSS.
A pesar de aceptar que la humanidad no necesariamente caminaba hacia la libertad, José no se rendía. La opción es construir el socialismo, pero incluso en él habría que luchar siempre por la libertad.
En 1976, Revueltas muere tras varias complicaciones de salud. Acuden a su entierro decenas de amigos y compañeros de militancia.
Tras la aparición de Dialéctica de la conciencia, publicada póstumamente, José vuelve a los debates nacionales. El concepto de democracia cognoscitiva tenía un lugar significativo en su pensamiento, pero es en esta obra donde la idea de una consciencia que constituya una praxis, más allá de la mera práctica. Sus agudas reflexiones de corte filosófico, le valen el reconocimiento de varios intelectuales a nivel mundial, como Henri Lefebvre, quien prologa la obra editada en 1982. Adolfo Sánchez Vázquez propone que Revueltas, más que defender los intereses de una clase, es un hombre que lucha por la libertad de todos los hombres.
La obra de José Revueltas es el importante e inspirador legado de un escritor-militante. En sus 26 tomos, cuenta una trayectoria de combates, las condiciones de la lucha por el socialismo de su época e historias literarias y periodísticas que exploran vidas como la suya: real, con contradicciones, amores y esperanzas.
Podemos recordar a Revueltas como un fiero, intransigente y auténtico comunista o como un brillante escritor pero, sobre todo debemos evocarlo como el hombre libre que siempre fue.